viernes, 21 de diciembre de 2007

Comentario de Marco García Falcón

Sr. “Fantomas”:

Le escribo para hacer algunas precisiones en torno a la reseña que apareció publicada en El Dominical último y sobre la cual usted ha vertido algunos comentarios en su blog.
Preparé un texto para la presentación del libro de Alexis Iparraguirre y, sobre la base de él, escribí la reseña en cuestión. El texto que entregué era más extenso y, me imagino que por cuestiones de espacio, fue “editado” por el diario. Eso explica, sin duda, la mala costura de ciertos tramos y la poca inteligibilidad de la penúltima oración del párrafo final, cosa que a mí también me sorprendió cuando leí el impreso.

En lo que apareció está, de todas formas, lo que pienso sobre el libro de Iparraguirre: que es una colección de relatos con un lenguaje y un mundo personales y que -como traté de sugerir con la cita de Kafka- no cede a una fácil complacencia (no es una obra “diurna”, por así decirlo) y, muy por el contrario, penetra en una zona oscura y vedada de nuestra conciencia, esto es, toca en lo íntimo del lector. Por eso lo de su “insólita y necesaria trascendencia”.

Quizá para algunos mi texto resulte demasiado entusiasta, pero se trata, en todo caso, de un entusiasmo sincero. Nada tiene que ver que el autor sea mi amigo. Ese mismo entusiasmo despiertan en mí los primeros libros de otros autores recientes, como Carlos Yushimito o Susanne Noltenius, y si se me pidiera escribir sobre esos libros, no dudaría en hacerlo con el mismo espíritu que ahora se me cuestiona. Demás está decir que, de estos dos autores que menciono, con el primero sólo he cruzado un par de palabras y que a la segunda no tengo el gusto de conocerla personalmente.

Se ha impugnado también el estilo de mi texto. Me temo que ésa es la “respiración natural” de mi escritura (“una pluma refinada”, ha dicho usted, muy generosamente) y, siendo yo en lo esencial un escritor y no un académico o un periodista, no me siento obligado a modificarla, mucho menos cuando, como en este caso, he querido decir, con la mayor honestidad posible, lo que pienso.

Una reseña, lo sabemos bien, no es -no puede ser- un análisis crítico. Con todo, una reseña puede dar algunas claves de lectura (yo entiendo que, aunque simplificadas por el poco espacio y por la “edición”, las doy), y puede ser también una invitación a la lectura (es lo que sin duda he querido hacer, asumiendo que estamos ante una “revista de libros”). De cualquier forma, es sólo la opinión de una persona; no el veredicto de una entidad suprema e incognoscible.

Créame que jamás pensé que ese escrito pudiera suscitar tantas suspicacias y maledicencias. Por mi parte, no pienso abundar en ellas, como tampoco pienso dar más declaraciones sobre este tema.

Cordialmente,


Marco García Falcón
DNI 07473584